Persiste la brecha de género en labores domésticas y de cuidados

Andrés Gallegos 

El trabajo doméstico y de cuidados familiares en México continúa siendo una labor esencialmente de las mujeres, lo que las pone en situación de mayor desigualdad económica y social respecto a los hombres, expone el Boletín de análisis económico de la Escuela de Negocios ITESO (ENI). 

En su edición 22 (segunda quincena de noviembre), el documento expone que, a nivel nacional, las mujeres destinan casi 40 horas semanales al trabajo no remunerado doméstico, labores voluntarias y a los cuidados de integrantes del hogar. En contraparte, los varones dedican sólo 18.2 horas semanales, equivalentes a 21.5 horas menos o casi un día entero, según la Encuesta Nacional sobre el Uso del Tiempo (ENUT), del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).  

La misma desigualdad en la distribución de las labores domésticas se repite en Jalisco: las mujeres emplean 37.9 horas a la semana en efectuarlas, los hombres apenas 17.3 horas. Esto significa una brecha de 20.6 horas semanales, es decir, las mujeres jaliscienses dedican el doble del tiempo a cuidar y sostener los hogares. 

Estos y otros datos reflejan una mayor carga de trabajo no remunerado en el caso de  las mujeres, por lo que es necesario un reparto más equitativo de los cuidados entre los dos sexos, señaló Mireya Pasillas, editora del boletín y académica de la ENI.  

“La economía descansa sobre esa carga de trabajos que, si las mujeres no los hicieran, esta no se sostendría. Es importante darle el valor que tiene al trabajo doméstico y de cuidados para diseñar políticas públicas que reduzcan las brechas existentes (como la salarial) y las mujeres tengan mayores posibilidades de insertarse en el mercado laboral”.  

El boletín presenta también los datos recientes de la Cuenta Satélite del Trabajo no Remunerado de los Hogares en México, del Inegi, que estiman el valor económico de la labor doméstica y de los cuidados. Según la medición basada en datos de 2024, este trabajo equivale a ocho billones de pesos, es decir, 23.9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) nacional. 

Este porcentaje tiene un valor económico más alto que los sectores considerados productivos y que el mercado remunera la labor de quienes los desempeñan, como la industria manufacturera (20.1 por ciento) o el comercio (18.7 por ciento). De allí la relevancia de medir la llamada Economía del Cuidado, enfatizar su importante función como sostén de la vida en general, y de redistribuir sus diversas labores (limpieza del hogar, cuidado de los enfermos, etcétera) de manera más equitativa entre los sexos femenino y masculino. 

"Esta carga histórica, feminizada e invisibilizada, ha limitado la autonomía de las mujeres y condicionado su inserción en el mercado laboral, donde persisten la discriminación, la brecha salarial y mayores dificultades para acceder a empleos estables y de calidad que les permitan conciliar las exigencias del trabajo remunerado con las necesidades del cuidado", apunta el boletín. 

El análisis de los datos relacionados con la economía de los cuidados y la brecha de género existente fue una labor conjunta entre Pasillas y las maestras Josefina Robles Uribe y Elsa Ivette Jiménez Valdez, académicas de la ENI del ITESO.  

Se cae la Inversión Extranjera Directa en Jalisco  

La edición 22 del boletín registra que, al tercer trimestre de 2025, la Inversión Extranjera Directa (IED) en Jalisco sumó 902 millones de dólares, una caída de 22.3 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior y muy lejos de los casi dos mil 400 millones de dólares en 2022.  

Además, la menor captación de capital extranjero en Jalisco se está centrando en reinversiones (77 por ciento) y en la industria manufacturera (78 por ciento), por lo que la entidad cerraría este año con un monto inferior a los mil 200 millones de dólares, la más baja en los últimos cinco años. 

"Para 2026, el panorama dependerá de dos factores clave: la capacidad del estado para atraer nuevos proyectos asociados al nearshoring (particularmente en manufactura avanzada, tecnologías digitales y logística) y la evolución de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, que podrían redistribuir inversiones regionalmente", se menciona en el boletín. 

Empleos informales y precarios 

El número 22 del boletín da cuenta de que el mercado laboral mexicano sigue siendo inestable y precario. En el último año, al tercer trimestre de 2025, 465 mil 887 personas engrosaron la población ocupada informal, pero se perdieron 460 mil 687 plazas formales, es decir, puestos de trabajo remunerados con seguridad social, según la más reciente Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Inegi.  

"Esto es muy preocupante porque el incremento marginal del empleo se sostuvo en el empleo informal con las implicaciones negativas que eso tiene, como la falta de prestaciones laborales, no tienen seguridad social, acceso a la salud y no cotizan para tener pensión", resumió Pasillas.  

La tasa de informalidad laboral aumentó de 54.64 por ciento a 55.41 por ciento, es decir, más de la mitad de los mexicanos con un trabajo no reciben prestaciones básicas y laboran en condiciones más precarias. Además, aunque la tasa de desocupación bajó de 3 por ciento a 2.89 por ciento, esto se debe a que muchos mexicanos han dejado de buscar empleo de forma activa ante un panorama económico más complejo.  

Respecto a la pobreza laboral, se destaca que 34.3 por ciento de los hogares mexicanos no cuentan con ingresos suficientes para adquirir la canasta básica alimentaria, que a nivel rural equivale a mil 850 pesos mensuales y en las ciudades tiene un costo promedio de dos mil 454 pesos mensuales.  

El encarecimiento de la vivienda afecta a los más pobres 

La Sociedad Hipotecaria Federal reveló que la vivienda en México se encareció en promedio 8.9 por ciento anual en el tercer trimestre de 2025. La situación empeoró en la vivienda económica-social, es decir, las casas donde viven las familias con salarios más bajos, ya que los costos de estos hogares se elevaron 11.3 por ciento anual.  

"Si tienes un mercado laboral limitado, con salarios promedio bajos, una pobreza laboral que no logra bajar significativamente, el incremento de la vivienda económico-social genera que se restringa el derecho a la vivienda digna para las personas de menores ingresos", explicó Pasillas.  

La Zona Metropolitana de Guadalajara es donde más aumentó el precio de la vivienda. En el tercer trimestre del año, el incremento porcentual es de 11.8 por ciento, superior al promedio nacional. Y en los últimos ocho años, la vivienda en tierras tapatías tuvo un encarecimiento acumulado de 118.9 por ciento, es decir, una casa hoy cuesta poco más del doble de lo que valía en 2017.  

"El reto apunta a fortalecer políticas que amplíen la oferta de vivienda accesible, regulen el desarrollo urbano y mitiguen los efectos de la especulación", propone el boletín. 

El boletín se puede consultar en https://ite.so/boleconomi22.